Las Bardenas Reales son un espacio único en España y de unas dimensiones (más de 40.000 has) que hacen difícil conocerlo en su totalidad. Nosotros hemos querido elegir 5 rincones emblemáticos que consideramos imprescindibles a la hora de acercarse a ellas por primera vez.
1.- Castildeterra
Muy posiblemente, el Castildeterra sea el elemento más fotografiado de Bardenas Reales. Todo un icono que explica, en un golpe de vista, como se alternan los estratos arcillosos y de arenisca y cómo, éstos últimos, protegen de la erosión a aquellos.
Un trozo de piedra arenisca resiste milagrosamente a fragmentarse manteniendo un equilibrio imposible.
2.- Monumento al Pastor
Más que por la estatua en sí, la relevancia de este monumento viene dada por lo que representa. Desde hace siglos los pueblos congozantes (con derecho a goce) pueden pastar con sus ganados en Bardenas. En el caso de los valles del Roncal y Salazar, esto a dado origen a movimientos trashumantes que aún perduran hoy en día y que han condicionado la vida de estos ganaderos.
El 18 de septiembre se hace todos los años una pequeña fiesta que conmemora la entrada oficial de los ganados de cara al invierno.
3.- El Rallón
Las formaciones en forma de muela plana son frecuentes en las Bardenas. De todas ellas El Rallón es sin duda la más impresionante. Una plana inmensa con los bordes cortados a pico dando origen a paredes de vértigo.
Hay que tener en cuenta que el entorno de El Rallón es una zona cuyo acceso está prohibido de marzo a agosto.
4.- La ralla de la Negra
Puesto que el Parque Natural de Bardenas corresponde a la comunidad Navarra, muchas veces se olvida que hay también una Bardena Aragonesa. De sus múltiples encantos, nosotros nos quedamos con la Ralla de la Negra.
Se trata de un gran farallón vertical que es lugar de avistamiento fácil de numerosas rapaces y otras pequeñas aves.
5.- El vedado de Eguarás
Aunque estrictamente no pertenece a Bardenas sino al municipio de Valtierra, esta especie de oasis fue declarado Reserva Natural en 1987. Entre pinares, coscojos, enebros, etc alberga los restos del Castillo de Peñaflor o Castillo de Doña Blanca que, como todo buen castillo, cuenta con su propia leyenda.
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